Por abril de 2020 se podía leer en diferentes artículos que los países que mejor estaban gestionando la situación frente al COVID, eran países dirigidos por mujeres. Países como Alemania, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Islandia, Taiwán y sobre todo Nueva Zelanda demostraban una excelente gestión frente a la pandemia que se venía. Ya por agosto y con datos duros se reafirmaba esta idea, pues estos países liderados por mujeres habían sufrido la mitad de las muertes que otros países.

Y la situación no ha variado mucho, a día de hoy y a excepción de Alemania que está en el top 10 de los países más afectados, Dinamarca es el siguiente con el puesto 58, Noruega en el 93 y cerrando la breve lista con Taiwán en el puesto 185 sobre los 221 estados que aparecen en Worldometers. Esos mismos artículos hacían alusión de por qué no había entonces más mujeres en cargos de dirección y responsabilidad.

Todos podemos dar una respuesta más o menos acertada a los motivos; pero seguro coincidiremos en que, si ya es difícil llegar el primero en una carrera, lo es más para una mujer.

En 2006 trabajé en un colegio en Jordania donde tuve una conversación con la Principal (Directora Académica). Norteamericana instalada desde hace tiempo en Jordania me dijo que en los 90 la mujer norteamericana trabajó duro y ambiciosamente para llegar a los mismos puestos de dirección de los hombres. Y lo consiguieron, pero a un costo muy elevado: dejando de lado a la familia. Su punto de vista es que posteriormente hubo un receso, poniendo más en valor las relaciones que los logros profesionales. Al margen de si esta postura es generalizada; me da pie para afirmar como padre y marido de una mujer que ha tenido altos cargos de dirección y responsabilidad y en comparación con sus pares masculinos: sí, la mujer sufre de no estar con su familia. Mucho. Los hombres somos en general mucho más despegados en ese sentido; lo que facilita enfocarse con menos ataduras en logros profesionales o personales.

Imagino reconocen esta imagen:

Peter J. Souza - Imagen de dominio público.

Como recordarán es una icónica imagen del ‘Situation Room’ de la Casa Blanca. La imagen que dio la vuelta al mundo y que hasta tiene su página en Wikipedia, podemos ver a la crême dirigente y de seguridad estadounidense siguiendo en vivo la Operación Lanza de Neptuno para capturar (y matar) a Osama bin Laden.

En esos 38 minutos de operación y seguimiento, Hillary Clinton se llevó la mano a la boca. Se comentó mucho sobre el gesto, y ella misma salió en defensa alegando tos de una típica alergia de primavera. Tos de una típica alergia de primavera. Personalmente es poco creíble, pero ese no es el punto.

El punto es que hubo voces que argumentaron que ese gesto, y ya sabemos que muchas cosas más, pudo ayudar a arruinar su carrera a la Casa Blanca. Para el votante era impensable que un/a presidente de un país como EEUU pueda tener una actitud así frente a una situación crítica.

Bueno. Quizás necesitamos ese tipo gobernantes.

A finales de los 2000 y principios de la década de 2010 llegué a oír que en Europa ya no había dirigentes como antes. Dirigentes fuertes, de mano de hierro como Stalin, Roosevelt, Churchill y 3 más que prefiero no mencionar. No, gracias. Si en algo ha destacado el siglo XX ha sido por ser el siglo más bélico de la historia de la humanidad.

Mucho talante, poco talento que cantaba Mala Rodríguez, pero en verdad, mucho talento y demasiado talante. Ya pasó la era industrial de máquinas inmensas y trabajo bruto. Ya es posible realizar hazañas y proyectos increíbles sin esa fuerza bruta. El ser humano en marte, ni más ni menos. Aunque lo quieran llamar discriminación positiva, vamos mejorando.

¿Quedará el s. XXI marcado por una política de matriarcado? Es posible. Aunque pueda sentirme atraído, no defiendo el liderazgo político femenino per se. Hay que demostrar que uno o una lo vale. Yo espero que independientemente de si sean hombres o mujeres, sean personas que se lleven las manos a la boca o a la cabeza. Dirigentes con sensibilidad y empatía que encuentren intolerable el dolor y el sufrimiento de las personas. Difícil en una sociedad anestesiada y ávida de imágenes de fuerte contenido gráfico.

Para desgracia de la excelente y polémica Camille Paglia, ya sabemos que desde el neolítico las mujeres participaban en la caza con sus pares barones, rompiendo el paradigma del tan asimilado rol de las mujeres al cuidado de la prole y los hombres a buscar alimento.

No es cuestión de que demos un paso atrás y ellas uno al frente, simplemente de sincronizar nuestros pasos y potencializar lo mejor de cada uno, biológica y socialmente.

Un comentario

  1. Totalmente cierto. Seguiremos avanzando, pasito a pasito.
    Verdaderamente esta mas q demostrado q el sexto sentido femenino funciona… ya lo creo q funciona en todos los campos.
    Adelante con ellas!!!
    Con las q valen y lo demuestran, claro!!!

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